Especial reconstrucción. Llanos Micó, directora de RRHH: “Hemos conseguido que todos remáramos en la misma dirección, con un objetivo común”
Como experta en Recursos Humanos, Llanos Micó conoce como nadie la importancia de la cohesión en un equipo. Por eso supo que, tras la catástrofe, la empresa tenía por delante un desafío colosal: reconstruir las instalaciones y devolver la normalidad a cientos de personas.

“La DANA fue un shock, algo para lo que nadie está preparado”, comenta. Sin embargo, cree que fue la oportunidad para reforzar un sentimiento de pertenencia que hoy está más vivo que nunca.
Y es que, de repente, ante la gravedad de la situación, las jerarquías y las etiquetas se desdibujaron. Oficinas, producción, logística o mantenimiento trabajaban codo con codo en tareas tan básicas como limpiar barro. “Si hay que conducir una carretilla debo buscar al que sabe. Pero cuando hay que limpiar barro, todo el mundo sabemos lo mismo, todos hacemos lo mismo y todos aprendemos sobre la marcha”.
Esas tareas permitieron que el equipo se conociera más, que se establecieran sinergias, “que encontraras gente afín entre personas con quien no habías hablado antes”. Y, por si fuera poco, se sumaron familiares, amigos y conocidos.
Hubo momentos inolvidables: la primera concentración de todos en la planta, las palabras breves pero emocionantes del equipo directivo, la foto grupal desde la grúa o el aplauso unánime cuando un grupo de compañeros consiguió sacar un vehículo que se había atascado en medio de la fábrica.
El papel de Micó fue, en un primer momento, asegurar que la comunicación fluyera. Con las conexiones caídas, improvisó un sistema de comunicados diarios por WhatsApp, enlazando con los grupos informales ya existentes. A través de ellos fue informando a todos de avances, turnos y necesidades. Durante tres meses, cada noche resumía lo que se había conseguido en el día. “Fue un ejercicio de transparencia y proximidad que fortaleció los lazos internos en uno de los momentos más difíciles de la historia de la empresa.”
Después hubo que coordinar procedimientos administrativos, gestionar el ERTE y velar por el bienestar del personal. Hubo colectivos que no descansaron ni un solo día desde el inicio; otros regresaron tras meses de pausa. Hoy, a pesar del cansancio, la satisfacción por lo logrado es inmensa.
Llanos resume el proceso con orgullo: “Hemos conseguido que todos remáramos en la misma dirección, con un objetivo común. Eso es algo para sentirnos muy orgullosos”.
Y lo dice con la serenidad de quien sabe que, en medio del barro, floreció algo más fuerte: la unión.